La reunión entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los líderes republicanos y demócratas del Congreso concluyó sin avances claros para poner fin al cierre parcial del gobierno que el país vive desde el martes.
Tras casi 90 minutos de reunión en la Casa Blanca, el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el republicano John Boehner, fue el primero en salir de la residencia presidencial y ha asegurado que los demócratas «no están dispuestos a negociar».
«No quieren negociar. Hemos tenido una conversación agradable, pero en algún momento vamos a tener que permitir que el proceso avance», aseguró.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, afirmó a su vez que Boehner no ha querido aceptar una propuesta para negociar un presupuesto a largo plazo y sentenció que su partido «no se moverá» en su reivindicación de que el debate no se vincule a la reforma sanitaria.
La Casa Blanca ha comunicado que «el presidente sigue confiando en que prevalecerá el sentido común y que el Congreso no sólo hará su trabajo para reabrir el Gobierno, sino que también actuará para evitar una devastadora suspensión de pagos por falta de acuerdo en torno al techo de la deuda».
Al problema del cierre del Gobierno se suma el riesgo de que EE.UU. entre en suspensión de pagos por primera vez en su historia, algo que ocurrirá si el Congreso no autoriza aumentar el techo de la deuda antes del próximo 17 de octubre.
La exaspercaión de Obama y el fantasma de un default
El mandatario norteamericano invitó a Wall Street a inquietarse por tal escenario después de un día de incertidumbre en la Bolsa.
«Creo que esta vez es diferente. Esta vez creo que Wall Street debe preocuparse», dijo Obama en una entrevista con el canal financiero CNBC, en la cual admitió estar «exasperado» por las batallas con los republicanos en el Congreso.
«Estoy exasperado con la idea de que, a no ser que yo diga a 20 millones de personas que no pueden tener cobertura sanitaria, esta gente no reabrirá el gobierno», explicó el mandatario y destacó: «Si nos acostumbramos a que un partido pueda chantajear… cualquier presidente que venga después de mí, no podrá gobernar eficazmente».
La alarma por un posible default, que se concretaría el 17 de octubre si el Congreso no aprueba elevar el techo de deuda, fue el mensaje que más tarde Obama dio personalmente a los grandes banqueros de Wall Street, con quienes mantuvo una inhabitual reunión organizada por el Financial Services Forum. Tanto el mandatario como los banqueros coincidieron en que el llamado «shutdown» y la suspensión de pagos tienen resultados «extremadamente adversos», según indicó en una rueda de prensa posterior a la reunión Lloyd Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs.
Al término de ese encuentro, el consejero delegado del banco Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, explicó a los periodistas que hubo un ‘consenso‘ acerca de evitar cualquier situación que «dañe» la recuperación económica de Estados Unidos. «Se pueden litigar asuntos políticos en sus foros políticos, pero no deberíamos usar como si fuera un garrote la amenaza de que Estados Unidos no cumpla sus obligaciones y pague sus deudas», agregó.
En la reunión estuvieron presentes también representantes de JPMorgan, Citigroup, Deutsche Bank y Bank of America, entre otros.
Todo parece indicar que el cierre del gobierno no será cuestión de pocos días. De hecho, la Casa Blanca anunció ayer la cancelación de parte de la gira de Obama a Asia, que iba a comenzar el sábado, por la parálisis administrativa.
Fuente: iProfesional.com