Los principales bancos centrales del mundo se están esforzando por determinar las implicancias que tiene la caída del precio del petróleo a casi la mitad de su valor en el segundo semestre del 2014, y las conclusiones a las que están llegando son muy diferentes.
Quizás de manera no sorprendente, los funcionarios que tienen frente a sí recuperaciones económicas robustas como en Estados Unidos y Gran Bretaña se enfocan en el probable impulso que recibirán el crecimiento y el consumo a partir de los precios de la energía mucho más bajos, y el impacto posterior al alza que eso debería tener sobre la inflación.
Pero para el Banco Central Europeo, que combate para revivir a una economía moribunda, la preocupación es si el petróleo barato podrá empujar a la zona euro a la deflación.
Como resultado, los precios del petróleo bajos probablemente amplíen la brecha en las posturas de la política monetaria en el mundo, con la Reserva Federal considerando el momento de un primer aumento de tasas de interés mientras el BCE se acerca a dar el salto hacia las compras de bonos con nuevo dinero, algo que la Fed dejó de hacer hace dos meses.
«Los precios del petróleo son importantes en términos de impulsar esa división de la política monetaria», dijo Richard Barwell, actualmente en RBS pero con experiencia por haber trabajado como economista en el Banco de Inglaterra.
«De otro modo, podríamos estar teniendo una conversación acerca del BCE no subiendo las tasas mientras que la Fed las sube. Mientras que ahora, probablemente tengamos una conversación sobre el BCE comprando activos potencialmente a escala muy grande, y la Fed subiendo las tasas», agregó.
Los funcionarios de la Fed reconocieron el miércoles que la inflación probablemente se modere el próximo año debido al impacto del crudo pero eligieron mirar más allá de eso y dieron una fuerte señal de que se encaminan a subir las tasas de interés en algún momento del próximo año.
El banco central estadounidense dijo que adoptaría un enfoque «paciente» en decidir cuándo elevar el costo del crédito.
La presidenta de la Fed Janet Yellen dijo que eso significaba que era improbable una subida de tasas «al menos por un par de reuniones», lo que implica que la medida podría llegar incluso en abril de 2015.
La visión del gobierno estadounidense es indudablemente positiva.
«Los precios del petróleo más bajos son como un recorte de impuestos para la economía, por lo que en términos del impacto macroeconómico, es netamente positivo», dijo el secretario del Tesoro Jack Lew la semana pasada.
El gobernador del Banco de Inglaterra Mark Carney le siguió el martes, calificando la caída de los precios del petróleo como «indudablemente positiva en términos netos» para la economía británica.
Esto tiene un fuerte contraste con el BCE.
El funcionario del BCE Ignazio Visco dijo esta semana que los efectos del crudo sobre la inflación «serán peores en los próximos meses», quizá impulsando al BCE a una flexibilización cuantitativa total a inicios del próximo año.
El economista jefe del BCE Peter Praet dijo en un discurso en Washington la semana pasada que un error de cálculo, que lleve a un desanclaje de las expectativas de inflación, sería peligroso.
«Lo que hay que preguntarse es si cuando hay un shock, se puede permitir ser paciente y mirar los efectos de segunda ronda, lo que tradicionalmente nosotros hacemos», dijo Praet.
«¿Tenemos el lujo de poder esperar? Esa es una pregunta que no se cerró», agregó.
Fuente: Reuters