Las empresas que más se han beneficiado del auge de China ahora se ven perjudicados. Desde los fabricantes alemanes de guillotinas de papel hasta los exportadores indonesios de aceite de palma han tenido que afrontar un panorama de ganadores y perdedores.
De un tiempo para acá, el crecimiento económico de China se ha visto desacelerada frente a su punto álgido en el 2007. Sus cifras del Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre, muestran que la economía registró una expansión interanual de 7,5%, por debajo del 7,7% del trimestre anterior.
Esta cifra (7,5%) se ajusta al pronóstico anunciado por el gobierno para todo el año, y de llegar a ser así, sería el año de menor crecimiento para el país desde 1990.
Por su parte, el aumento interanual del ingreso disponible de los hogares urbanos se desaceleró a 6,5% en el primer semestre en comparación con 9,7% en el mismo lapso del año pasado.
China está dispuesta a darle un giro a su economía; buscaría depender menos de la construcción y la industria pesada y más del consumo. Esto está generando cierto optimismo entre las industrias automotriz y las de productos alimenticios.
A partir de esta estrategia de generar el consumo interno, el gobierno ha aumentado los salarios mínimos y ha relajado los controles sobre las tasas de interés para ofrecerles a los ahorristas mejores retornos. Además, a las industrias pesadas que dan muestras de sobrecapacidad, como la siderúrgica y la naviera, les está restando incentivos.
El crecimiento económico de China después de todo sigue siendo sólido en comparación con otras del mundo. No obstante, las recientes tasas de expansión por debajo de 10% representan una reducción notable desde un máximo de 14,2% de 2007.
José Augusto de Castro, presidente de la A sociación de Comercio Exterior de Brasil informó que «China es el principal socio comercial de Brasil, así que un enfriamiento de China tiene un impacto sobre Brasil». Sin embargo, señaló que a pesar de la caída de los precios, los volúmenes enviados a China se han mantenido.
Un estudio de Standard & Poor’s de China reveló que este año recortarán los gastos de capital por primera vez en al menos una década.
China se encamina a representar 13% de la actividad económica global este año frente al 5% en 2006, así que el efecto de China en todo el mundo sigue siendo importante. Si llegara a producirse un declive mayor en el crecimiento de este país se provocaría grandes sacudidas en todo el mundo.
Un riesgo para la idea que se tiene es que las firmas chinas, reacias a despedir a sus empleados, se vean obligadas a reducir personal, lo que afectaría el gasto interno y socavaría la meta de pasar a una economía impulsada por el consumo.
La demanda de consumo se ha mantenido sólida. Sin embargo, observadores advierten que lograr un progreso significativo en el cambio hacia el consumo podría llevar años.
Fuente: online.wsj.com