El gobierno de Estados Unidos inició a tempranas horas de este martes el proceso de cierre de parte de sus actividades, después que el Congreso fracasó en aprobar un nuevo presupuesto para el nuevo año fiscal.
Se trata de la primera vez que el gobierno se enfrenta a la necesidad de un cese de sus actividades en 17 años, destaca la AFP.
La orden para que las agencias federales inicien el proceso de cierre fue emitida por la directora de Presupuesto de la Casa Blanca, Sylvia Mathews Burwell, diez minutos antes de la medianoche del lunes.
“Las agencias deben ahora ejecutar los planes para un cierre ordenado ante la ausencia de asignación de recursos”, expresó Burwell en un memorando.
“Lamentablemente, no tenemos una clara indicación de que el Congreso actuará a tiempo para que el presidente (Barack Obama) firme una resolución presupuestaria antes del fin del 1 de octubre de 2013″, apuntó el memorando.
En la jornada, la Cámara de Representantes, controlada por el opositor Partido Republicano, aprobó dos proyectos de presupuesto temporarios, que rápidamente fueron rechazados por el Senado, con mayoría del oficialista Partido Demócrata.
El Senado rechazó los dos proyectos porque el texto aprobado en la Cámara baja afectaba seriamente o postergaba la aplicación de la reforma del sistema de salud pública impulsada por Obama.
Licencia sin goce de sueldo
La primera consecuencia de esta situación es la licencia sin goce de sueldo para poco más de 800.000 empleados públicos considerados no esenciales, ya a partir de este martes.
Los efectivos de la administración pública se verán reducidos a un mínimo, al punto que determinadas agencias pasarán a actuar con apenas 5% de sus efectivos.
Parques nacionales, museos y monumentos (incluyendo, por ejemplo, la famosa Estatua de la Libertad) deberán cerrar sus actividades a partir de este martes.
Parques como el de Yosemite o el Gran Cañón de Colorado, y museos como los del sistema Smithsonian, ya no funcionarán a partir del sábado.
En tanto, decenas de miles de operadores de control aéreo, guardias de prisión y agentes de la guardia de fronteras serán convocados a trabajar aún sin el goce de su salario.
La perspectiva es que inclusive diversas audiencias previstas para el Congreso sean pospuestas.
Poco antes de cumplirse el plazo fatal, el senador demócrata Harry Reid dijo que los legisladores republicanos “han perdido la cabeza”, al preferir paralizar al gobierno federal para bloquear la reforma del sistema de salud.
En contrapartida, los legisladores republicanos se sucedían en el estrado de las dos cámaras para acusar al gobierno de Obama por la situación, por su negativa a negociar la aplicación de la reforma del sistema de salud, apodada ‘Obamacare’.
El propio presidente Obama hizo una última tentativa de resolver la situación con un discurso por televisión en el que alertó que la paralización del gobierno tendría “consecuencias económicas reales, para personas reales, muy rápidamente”.
No obstante, el presidente firmó un decreto garantizando que los militares recibirán sus salarios, a pesar de la paralización federal.
Acusaciones mutuas
El fracaso del Congreso coronó 33 meses de forcejeo permanente por el presupuesto entre demócratas y republicanos.
En ese escenario, la bancada del Partido Republicano en la Cámara de Representantes se vio súbitamente controlada por la tendencia ultraconservadora llamada Tea Party.
Para el influyente senador Reid, la responsabilidad directa por lo ocurrido cae sobre el Tea Party.
“Es una vergüenza que esta gente, elegida para representar al país, termine por representar apenas al Tea Party”, lamentó Reid sin esconder la amargura.
En respuesta, el legislador republicano Ted Poe publicó en Twitter un mensaje responsabilizando al gobierno: “Estamos en esta situación porque el presidente y los demócratas del Senado querían este resultado desde el inicio”.
El núcleo de la situación es la firme oposición del Partido Republicano a la implementación del ‘Obamacare’, que obliga a las empresas a brindar seguros de salud a sus empleados, en tanto el gobierno prevé ayudas a las personas que no tengan dinero para pagarse uno por sí mismas.
De acuerdo con la reforma, todo estadounidense deberá tener un seguro para el 1 de enero de 2014, pero los republicanos quieren impedir su aplicación, alegando que el sistema constituye un abuso de poder del Estado federal y que hará estallar el presupuesto federal.
Fuente: AFP