La crisis que, desde hace varios años arrastra la Zona Euro, parece no afectar a la moneda oficial de los países miembros de la Unión Europea.
El principio del año es momento para análisis y comparaciones y, como no podía ser de otra forma, las dividas del mundo también tienen que pasar su particular examen de salud.
El Euro se consolida como la moneda más fuerte, de hecho, todas las divisas importantes sufrieron una depreciación si se comparan con la moneda única de Europa, y solo la corona danesa presenta datos positivos.
El Euro goza de buena salud, o eso es lo que se podría pensar vista la comparación con otras monedas del mundo, entre ellas el dólar o el yen, sus principales competidores, sin embargo, lo “caro” que se vende el Euro fue uno de los motivos que originó la crisis, y que su valor sea cada vez mayor, más que ayudar, supone un lastre para la debilitada economía del Viejo Continente.
Para Europa, esta revalorización del Euro supone más poder adquisitivo para los consumidores y la mejor forma de atraer a inversores extranjeros. Sin embargo, el crecimiento del valor de la divisa europea frena las exportaciones y el turismo de otros países.
Más allá de lo que las estadísticas indiquen, lo cierto es que a los países que están a la cola en Europa poco les ayuda que el Euro sea fuerte, de hecho, el valor de la moneda se convierte en un obstáculo difícil de salvar, cuando los salarios bajan, el costo de la vida es alto y el poder adquisitivo cada vez menor.
Fuente: Banca y Negocios