El euro parece necesitar más que nunca la orientación del Banco Central Europeo.
En este momento, la moneda única debería estar apreciándose. La actividad manufacturera de la eurozona se ha acelerado nuevamente, incluso en algunos de los países más débiles de la región.
Los últimos datos provenientes de China, uno de los socios comerciales clave de la eurozona, han alentado las expectativas de que su desaceleración económica podría haber terminado.
Y en Estados Unidos, las preocupaciones sobre las consecuencias de un posible ataque con misiles contra Siria han aumentado las especulaciones de que la Fed podría posponer cualquier retiro de su estímulo monetario este mes.
Algunos observadores del mercado atribuyen la caída al fin de los flujos de repatriación que se llevaron a cabo el mes pasado, cuando los inversionistas estaban preocupados por las abruptas pérdidas en los mercados emergentes y decidieron llevar su dinero a casa.
Otros consideran que se trataría solo de una reacción al alto nivel de posiciones largas especulativas que se han acumulado en torno a la moneda en las últimas semanas.
O podría haber otra razón: un mercado financiero ahora convencido de que, sin importar la solidez de la economía de la eurozona, el BCE mantendrá su orientación de la política monetaria y las tasas de interés bajas, o incluso las reducirá aún más, «por un periodo de tiempo prolongado».
En otras palabras, no importa cuán buenos sean los datos económicos de la eurozona hasta el momento, el BCE no variará su posición.
Y esto no sorprende dados los inminentes riesgos asociados con las elecciones alemanas, así como las versiones de que Grecia pronto necesitará un tercer rescate para evitar una cesación de pagos de la deuda soberana.
Por si fuera poco, está pendiente la decisión de la corte constitucional alemana sobre las transacciones monetarias directas del banco central y si su uso se vería restringido. Esto podría eliminar parte del actual respaldo que los inversionistas brindan a las naciones deudoras, y haría aún más difícil alcanzar una resolución a la crisis de deuda.
Por otro lado, mientras el BCE continúa manteniendo los mercados financieros tan estables como sea posible, y resistiendo cualquier presión para restringir la política monetaria, EE.UU. probablemente comenzará este año a reducir su estímulo monetario, una vez que hayan disminuido las tensiones relacionadas con Siria.
Las expectativas del retiro del estímulo monetario se intensificarían si EE.UU. informa el viernes otra mejoría de su mercado laboral.
Para el euro, esto significaría mayores pérdidas frente al dólar, especialmente si el BCE deja claro que se mantendrá fiel a su orientación de política monetaria, al menos por ahora.
Fuente: WSJ