Una serie de informes económicos, incluyendo las alentadoras cifras de la producción industrial en Alemania divulgadas el miércoles, ha aumentado la esperanza de que el bloque económico de 17 miembros ha regresado a un crecimiento débil después de seis trimestres de contracción.
La producción industrial alemana en junio ascendió 2,4% desde mayo, indicó el Ministerio de Economía, superando las expectativas de un alza de 0,3%.
Estos datos llegan después de una encuesta optimista de gerentes de compras en la zona euro la semana pasada y señales de que las recesiones en Italia y España, tercera y cuarta economías de la región, respectivamente, están cediendo. A su vez, el Banco de Inglaterra aumentó sus proyecciones de crecimiento el miércoles y el desempleo en Portugal cayó por primera vez en dos años.
En conjunto, estos datos sugieren una recuperación inminente, aunque débil, encabezada por Alemania, ya sea en el segundo o tercer trimestre, indican los economistas. El Producto Interno Bruto de la zona euro para el segundo trimestre será anunciado el 14 de agosto.
«La impresionante recuperación de Alemania en el segundo trimestre debería haber sido suficiente para sacar a toda la zona euro de la recesión», apuntó Carsten Brzeski, economista jefe del banco ING-DiBA.
La recesión europea, aunque prolongada, no ha sido muy profunda y su recuperación probablemente será moderada. Eso significa que el crecimiento probablemente será insuficiente para mejorar drásticamente el empleo de países como Grecia y España, donde las altas tasas de desempleo se mantendrían por algún tiempo.
Las últimas cifras no están «señalando una recuperación cíclica que uno podría recordar de una recesión tradicional», dijo Jens Larsen, economista jefe de Europa para RBC Capital Markets, en Londres. «Esta es una recuperación lenta».
Una recuperación modesta en Europa aportaría poco a la economía global, que sigue abrumada por el enfriamiento de Asia y muchos mercados emergentes y un repunte apenas moderado en Estados Unidos.
Hay varias razones por las que Europa está levantando cabeza: los exportadores se están beneficiando de un moderado crecimiento global, los consumidores están abriendo discretamente sus billeteras y los gobiernos están relajando un poco los severos recortes presupuestarios que han socavado la producción.
Sin embargo, el desempleo sigue siendo muy alto en muchos países. La concesión de créditos de los bancos sigue en niveles muy bajos. Las minúsculas muestras de crecimiento que podrían materializarse en los próximos meses no bastan para contener el aumento de la deuda pública en la región, lo que podría reactivar la crisis.
Al igual que el resto del mundo desarrollado, Europa se desplomó tras la crisis financiera de 2008. Pero a diferencia de EE.UU., ha pasado apuros para recuperarse, en gran parte debido a la explosión de la crisis de la deuda en 2010.
Esa crisis tuvo tres efectos particularmente nocivos. Presionó a los gobiernos a implementar grandes recortes de gastos y aumentos de impuestos, para frenar el crecimiento de sus deudas. Obligó a los bancos a reducir los préstamos, especialmente a empresas pequeñas en los países más débiles. Y hundió la confianza, tanto de los consumidores como de las empresas.
Pero todos estos efectos están amainando, aunque ligeramente. Un verdadero repunte en la zona euro requeriría una mejoría sustancial en las mayores economías de la región después de Alemania, como Francia, España e Italia, donde las señales de una verdadera recuperación siguen siendo esquivas.
En España, por ejemplo, el PIB descendió solo 0,1% en el segundo trimestre de este año frente al primer trimestre, lo que ha llevado al gobierno a decir que la economía ha tocado fondo y empieza a repuntar tras dos años de recesión. Sin embargo, empresarios aseguran estar atrapados en un limbo entre la recesión y una recuperación que, según muchos, no arrancaría sino hasta entrado el año que viene.
El constante malestar económico impide el crecimiento de empresas jóvenes como Tablet Army SL, firma española fundada por Ana Ormaechea a principios del año pasado para desarrollar aplicaciones para la publicación interactiva de revistas e informes en tabletas.
La empresaria de 37 años dijo que su base de clientes sigue aumentando y su empresa, con sede en Madrid, está produciendo un número cada vez mayor de publicaciones con la ayuda de unos pocos profesionales freelance. Pero los problemas económicos endémicos de España están poniendo un freno en su plan de expansión.
La crisis del crédito ha llevado a muchos clientes a retrasar los pagos por hasta siete meses y ella no consigue obtener financiamiento bancario a tasas asequibles para ayudar a financiar las operaciones.
Si más clientes pagaran a tiempo, Ormaechea dice que podría considerar la contratación de un empleado a tiempo completo para asumir más proyectos, para que pueda enfocarse en la expansión de los negocios en el extranjero.
«Pero cuando el país está en tan mal estado, uno no tiene otra opción, hay que dejar de sembrar y empujar a su propio coche», dice.
Fuente: online.wsj.com