Los 19 países de la eurozona recibieron el lunes dos noticias moderadamente positivas, que probablemente se verían recibidas con alivio por los legisladores del Banco Central Europeo mientras preparan su próxima reunión en la isla mediterránea de Chipre.
Las cifras oficiales de Eurostat mostraron que la caída de precios al consumo se frenó considerablemente en febrero, un cambio que aquietará las predicciones más alarmantes sobre que la región estuviera cayendo en un largo periodo de deflación. Por otro lado, la agencia de estadística indicó que el desempleo en la región había caído en enero al 11,2 %, su nivel más bajo en casi tres años, entre indicios de que la recuperación está ganando impulso.
Asegurar que el descenso de los precios no arraiga —causando un estancamiento económico a largo plazo— es el principal objetivo económico del Banco Central Europeo, que celebra el jueves su próxima reunión sobre políticas. La entidad se reunirá en Nicosia, la capital chipriota, en uno de los dos encuentros anuales que celebra el BCE fuera de su sede de Fráncfort para hacer hincapié en su papel de autoridad monetaria para todos los países que utilizan el euro.
Tras anunciar las medidas en enero, el BCE tiene previsto lanzar este mes un programa de compra masiva de bonos dentro de una iniciativa para volver a llevar la inflación hacia el objetivo de poco menos del 2%. Se espera que el jueves se anuncien más detalles sobre el funcionamiento del programa.
El presidente del banco, Mario Draghi, y sus colegas del consejo gobernador de la entidad podrían hallar algo de consuelo en las noticias del lunes sobre que los precios al consumo de la eurozona fueron un 0,3% más bajos en febrero en comparación con el año anterior, la mitad del descenso registrado en enero. Los precios llevan tres meses de descenso interanual, pero la tasa de febrero fue ligeramente menor a la caída del 0,4% prevista por los mercados.
Aunque en principio pueda parecer positiva, la caída de los precios puede ser un problema si se mantiene en el tiempo, cayendo en lo que se conoce como espiral deflacionaria. Eso puede asfixiar a la economía si los consumidores aplazan nuevas compras con la esperanza de lograr gangas en el futuro. También puede erosionar los beneficios de las empresas y hacer que las deudas soberanas parezcan mayores. Además, la deflación puede ser difícil de combatir, como indica el caso de Japón.
En otro dato alentador, el desempleo en toda la eurozona cayó al 11,2 % en enero, su nivel más bajo desde abril de 2012. En comparación con diciembre de 2014, el número de desempleados cayó en 140.000 personas, a 18,06 millones.
Fuente: AP