La inflación volvió a bajar en agosto en la zona euro, al 0,3%, acrecentando la amenaza de una espiral deflacionista y las presiones sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que tome medidas de reactivación.
Si esta cifra del 0,3% se confirma tras la primera estimación publicada este viernes por la oficina europea de estadísticas, Eurostat, se tratará del nivel de inflación más bajo registrado en la unión monetaria desde octubre de 2009.
La inflación en la zona euro era de 0,4% en julio y de 1,3% hace un año. Al mismo tiempo, la oficina italiana de estadísticas Istat anunció que los precios habían bajado un 0,1% anual en agosto, hecho inédito en este país desde 1959.
En España, después de haber perdido un 0,4% en julio, el índice de precios al consumo retrocedió un 0,5% interanual en agosto, una tendencia que se explica principalmente por la caída de precios del carburante.
«Con una inflación que tiende a cero, la línea que nos separa de la deflación es cada vez más fina» advierte Martin Van Vliet, del banco ING.
La deflación caída de los precios es un fenómeno nocivo para el dinamismo de una economía, dado que aplaza las decisiones de compra, con la expectativa de que los precios sigan bajando, y desalienta por ello las inversiones y el consumo, generando en un círculo vicioso más deflación.
La zona euro no está aún en esa situación. La particularmente baja inflación de agosto estuvo alimentada por un retroceso de los precios de la alimentación y sobre todo de la energía.
En todo caso, el nivel de inflación es preocupante porque está muy lejos del deseado a medio plazo por el BCE (ligeramente por debajo del 2%).
Otro dato divulgado el viernes por Eurostat fue el de desempleo en la zona euro, que se mantuvo estable en julio en 11,5%, afectando a 18,4 millones de desocupados en la región,
Todos estos elementos mantienen la presión sobre el BCE para que actúe en apoyo de la economía. Su presidente, Mario Draghi, se declaró dispuesto la semana pasada a «afinar más la posición de su política».
Pero la institución de Francfort no debería anunciar nuevas medidas en su próxima reunión del 4 de septiembre, según opinión unánime de los economistas. El Banco Central Europeo (BCE) mantiene su tasa básica de interés en su mínimo histórico de 0,15%.
En la última reunión el 7 de agosto del BCE, Mario Draghi estimó que la recuperación en la zona euro es «débil, frágil y desigual», pero que «los países que llevan a cabo reformas estructurales se las arreglan mejor» que los otros.
Según Martin Van Vliet «aunque se ha hablado recientemente de la posibilidad de que el BCE recurra al QE (Quantitative easing, un programa de compra de activos, ndlr), ello no parece inminente».
Aunque no tome ninguna decisión el jueves, el BCE podría dejar caer el mensaje de que esta opción «está claramente contemplada», anticipa por su lado Jennifer McKeown, de Capital Economics.
Fuente : AFP