La cautela de la Fed mantiene la confusión en los mercados

Ben Bernanke

Representantes de la Reserva Federal de Estados Unidos reiteraron su plan de empezar a reducir este año su programa de compra de bonos de 85.000 millones de dólares al mes, pero aun así dejaron a los inversionistas en ascuas sobre cuándo y cómo lo hará.

Las minutas de la reunión que el banco central estadounidense mantuvo los días 30 y 31 de julio y que se dieron a conocer ayer sugieren que la Fed se encamina a empezar a desmantelar el estímulo, probablemente tan pronto como septiembre, si la economía de EEUU sigue repuntando al ritmo que esperan.

Con todo, los funcionarios se mostraron algo más inseguros que en junio sobre si el crecimiento económico podría mantener el ritmo que habían pronosticado y sobre los avances que observaban en el mercado laboral.

Esta cautela fue expresada por Eric Rosengren, presidente de la Fed de Boston, que habló de empezar con medidas pequeñas. «Si la incertidumbre sobre la recuperación económica es muy grande, entonces se debe avanzar en incrementos relativamente pequeños», dijo Rosengren.

El funcionario, quien favorece la política de dinero fácil, dijo que aún estaba formándose una opinión sobre si la economía estaba mejorando tal como esperaba.

La transparencia de la Fed sobre sus deliberaciones y sus, ocasionalmente, confusos esfuerzos por dar pistas sobre la forma en que planea proceder, han sacudido los mercados financieros en todo el mundo en los últimos meses, lo que ha elevado las tasas de interés en EEUU y ha hundido las bolsas de las economías emergentes, que en un principio se beneficiaron de las políticas de dinero fácil de la Fed.

Los movimientos de los mercados del miércoles reflejaron las turbulencias generales y la confusión. En un primer momento, las acciones estadounidenses se precipitaron después de la publicación de las minutas, pero luego se recuperaron, para volver a caer conforme los inversionistas trataban de interpretar el significado del informe. Los retornos para los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años escalaron a 2,85%, prolongando un auge frente al 1,66% registrado a principios de mayo cuando los inversionistas empezaron a considerar la posibilidad de que la Fed redujera su programa de estímulo.

Igualmente, las tasas de interés se habían estabilizado en julio pero se dispararon nuevamente en agosto, a medida que los inversionistas sopesan la posibilidad de que la Fed entre en acción durante la reunión de septiembre.

Desde el año pasado, la Fed ha estado comprando 40.000 millones de dólares al mes en bonos hipotecarios y US$45.000 millones al mes en papeles del Tesoro, en un esfuerzo por mantener a raya las tasas de interés a largo plazo y animar a los inversionistas a apostar por activos más riesgosos como las acciones. El programa se conoce como «relajación cuantitativa».

El banco central lleva cuatro años intentando energizar la vacilante recuperación económica de EEUU al alentar el endeudamiento, el gasto y la inversión con las políticas de crédito fácil. El artífice de estas políticas, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, parece encaminarse a la puerta de salida en enero, cuando finaliza su segundo término al frente del banco. Cuando los representantes de la Fed se reúnan esta semana para su reunión anual en Jackson Hole, en el estado de Wyoming, Bernanke no estará.

El presidente Barack Obama espera nombrar a un sucesor antes de fin de año. La incertidumbre sobre quién será el próximo presidente del banco central estadounidense está agravando el nivel de ansiedad en los mercados e incluso dentro de la propia Fed.

En este contexto, Bernanke está tratando de orquestar una compleja maniobra de política monetaria al empezar a desmantelar un programa que los funcionarios creen ha tenido un éxito modesto pero que no puede continuar para siempre. Rosengren apuntó que a la Fed le resulta difícil transmitir señales convincentes sobre sus planes para el futuro durante una transición de liderazgo.

La Fed siempre ha insistido en que su decisión sobre el momento de empezar a retirar sus ayudas depende de la salud de la economía. Lo que quiere ver es una mejoría sustancial en el mercado laboral y una inflación estable de 2%. Por ahora, los indicadores económicos son desiguales. La economía está creciendo a un ritmo de aproximadamente 2%, según muchos analistas, pero eso no es lo suficientemente rápido para propulsar a las empresas a contratar personal.

Las compañías añadieron 175.000 trabajadores al mes entre mayo y julio, según datos del Departamento de Trabajo. Este ritmo es más rápido que cuando la Fed lanzó su programa de compra de bonos, pero más lento que cuando empezó a hablar de desmantelar el estímulo. La tasa de desempleo cayó de 8,2% en julio de 2012 a 7,4% en julio de este año. Pero otros factores, como la cantidad de personas que aceptan empleos de medio tiempo porque no encuentran uno de tiempo completo, sugiere que el mercado laboral sigue siendo débil.

 

Fuente: The Wall Street Journal

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