La persona supuestamente responsable de haber ocultado 6.000 millones de dólares en el banco americano JP Morgan Chase, Javier Martín-Artajo de 49 años, ha sido detenido en Madrid este martes por agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Sobre él pesaba una Orden Internacional de Detención emitida por la justicia de Estados Unidos por fraude y delitos fiscales desde principios de agosto.
No obstante, apenas unas horas después, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha puesto en libertad al exdirectivo de JP Morgan, luego que se haya negado a ser extraditado a Estados Unidos. El magistrado, que ha impuesto la retirada del pasaporte con la prohibición de salir del territorio español y comparecencias quincenales, se encuentra a la espera de recibir documentación del país reclamante para decidir si procede la entrega.
Martín-Arujo ha llegado en torno a las 10:30 (hora local) a la Audiencia tras haberse entregado esta mañana en la comisaría de Canillas luego de ser dictado una Orden Internacional de Detención en su contra por la Justicia de Estados Unidos por fraude y delitos fiscales.
El escándalo estalló en 2012, cuando Jamie Dimon, el consejero delegado de la entidad bancaria, se vio forzado a admitir en público el desfase de cuentas. Javier Martín-Artajo era director gerente de la empresa, con sede en Reino Unido. Él y el francés Julien Grout de 35 años, eran dos de los responsables de gestionar la cartera sintética que invirtió en la deuda europea en el momento más álgido de la crisis. Entre marzo y mayo de 2012, Artajo y Grout presuntamente manipularon e inflaron el valor de posiciones de la cartera de créditos sintéticos de su empresa con el fin de lograr objetivos específicos de pérdidas y ganancias diarios y a fin de mes.
Bruno Iksil, otro de los supuestos responsables del fiasco, se libró de la acción judicial al haber cooperado con las autoridades, facilitando detalles.
Este último, junto a Martín-Artajo y Grout, abandonaron JP Morgan a los pocos días de que se admitiera la apuesta fallida, que en un principio se cuantificó en un par de miles de millones, pero que acabó multiplicándose por tres. También renunció a su cargo Ina Drew, la máxima responsable de la gestión de riesgo en el mayor grupo financiero de EEUU por activos. Las autoridades estadounidenses le acusan, en concreto, de haber conspirado para falsificar datos con el fin de ocultar a los inversores pérdidas millonarias.
Fuente: The Wall Street Journal