El debate que se avecina en el Congreso de Estados Unidos sobre la intervención militar en Siria podría ser un nuevo obstáculo para el crecimiento global, al mantener al alza los precios del petróleo y afectar durante semanas las decisiones de los consumidores, las empresas y las autoridades.
En las últimas décadas, las posibles acciones militares de EEUU en Medio Oriente han tendido a agravar las preocupaciones en los mercados y, en particular, han elevado la cotización del crudo. Tales dudas se han disipado rápidamente una vez que se inicia la intervención militar y al final, la caída en los precios del petróleo y el alza de las acciones han beneficiado, de hecho, a la economía.
En el mes que marca el quinto aniversario de la crisis financiera, EEUU debe decidir sobre la intervención militar en Siria, alcanzar un acuerdo presupuestario para impedir que el gobierno deje de funcionar por falta de fondos e iniciar el debate para elevar el límite de endeudamiento antes de que venza el plazo estipulado de mediados de octubre.
Al mismo tiempo, la Reserva Federal contemplará en la reunión prevista para el 17 y 18 de septiembre una reducción de su programa de compra de bonos de 85.000 millones de dólares al mes. La perspectiva de que adopte esta medida ha aumentado las tasas hipotecarias y otras tasas de interés a largo plazo, lo que ha agitado los mercados emergentes.
Todo esto ocurre en un momento en que la economía mundial lucha para poner el pie en el acelerador. «La economía global sigue sanando, pero el crecimiento es lento y está tomando mucho tiempo en recuperar el rumbo», señaló Bill Adams, economista sénior de PNC Financial Services Group .
Los temores de un conflicto en Medio Oriente a menudo impulsan los precios del petróleo y las expectativas de un ataque en Siria encabezado por EEUU no han sido la excepción. Los precios del crudo treparon a un máximo de dos años la semana pasada al superar los 110 dólares el barril en Nueva York antes de retroceder al cierre de la semana.
Los economistas de J.P. Morgan Chase indicaron en su nota semanal a los clientes enviada el viernes que, de mantenerse, el aumento de 10% en el precio del petróleo registrado en los últimos tres meses, podría restar hasta 0,3 puntos porcentuales a la tasa anualizada de crecimiento global en el segundo semestre. «Suponemos que cualquier intervención militar de Occidente sería suficientemente moderada para no causar una intensificación del conflicto, no solo dentro de Siria, sino también en los países vecinos», escribieron. «Y aunque se puede decir que parte del alza en los precios en junio y julio refleja la mejoría del sector industrial global, un incremento incluso mayor en los precios es un riesgo».
Las exportaciones petroleras de Siria son insignificantes, pero el Medio Oriente provee un tercio de la producción global de crudo. Cualquier conflicto que se extienda a países cercanos a Siria representaría una amenaza a importantes instalaciones petroleras. Algunos productores de crudo, como Irán, han amenazado con lanzar una contraofensiva si EEUU y sus aliados atacan a Siria.
No obstante, después de un ataque de EEUU en Siria, «creemos que los precios podrían caer precipitadamente, ya que la probabilidad de una respuesta violenta de Siria, Irán o Rusia se considera baja y las pérdidas reales del suministro deberían seguir siendo pequeñas», apuntaron economistas de Citigroup en una nota reciente. «Sin embargo, factores impredecibles pesan fuertemente en el mercado».
En un momento en que las principales economías del mundo luchan por recuperarse, cualquier sorpresa proveniente del Medio Oriente ligada a la intervención internacional podría precipitar reacciones vehementes en los mercados de acciones, bonos y energía.
La economía estadounidense ha avanzado a un ritmo moderado, pero hay señales de que el trimestre actual podría ser más débil. La zona euro salió de su larga recesión en el segundo trimestre, pero se prevé que el crecimiento siga débil en los próximos meses.
A su vez, el crecimiento se ha desacelerado en los principales mercados emergentes, desde Brasil hasta India, y la posibilidad de un cambio en la política monetaria de EEUU ha exacerbado la salida de capitales de estos países.
Fuente: WSJ